martes, 27 de julio de 2010

Saltar o no saltar

Estoy aquí. Veo abajo una calle, algunos coches pasan, deben ser sobre las siete. Es un octavo piso. Estoy sentado en el alfeizar de esta azotea, donde algunos suben a fumarse su mierda de tabaco en los descansos. Los ladrillos están calientes de todo el día, recibiendo sol y más sol. Apenas lo noto. Sigo mirando hacia abajo. De vez en cuando comienzo a ver borrosa la calle, y los coches que pasan. Las lágrimas me están cegando. No pasa nada, al poco rato ya vuelvo a serenarme. Nadie sabe que estoy aquí, así que nadie me buscará aquí.

¿Cuál es el punto? No sé cual es el punto exacto en el que, decides que la vida te ha sobrepasado, y prefieres tirarte de un octavo, que llegar a casa, besar a tu novia, preguntarle amablemente qué tal ha estado su día, si aún queda algo de la cena de ayer, o qué vemos después de cenar para ahogar ese silencio ausente que aparece porque ya nada tenemos que decirnos.

No sé cuál es el punto en el que entiendes que estudiar ingeniería técnica aeronáutica fue lo más absurdo que hiciste en tu vida. Que en aquel momento te dejaste guiar por tus amigos, por la fuerza del grupo en el que estabas. Por tu padre que te presionaba para que estudiaras algo “de ciencias”, porque “no pienso pagarte una carrera estúpida que no sirva para nada”, y tu madre asentía valorando las palabras del gran patriarca.

El punto en el que acabas de entrar en un trabajo, con 31 años, en el cual te pagan muy bien, pero que odias con todas tus fuerzas, porque nunca quisiste dedicarte a esto.

El punto en el que todo está tan roto, y tan vacío que no hay manera de salvar absolutamente nada, porque ni tú mismo te reconoces en el puto espejo en el que te miras cada mañana para quitarte esa barba que en el asqueroso trabajo te piden que te quites.

El punto en el que decides subirte a una azotea, y saltar. No hay retorno, saltar o no saltar. Son ocho pisos. La muerte está asegurada. Hay que pensarlo bien.

Y de pronto, algo hace clic. No es pavor. Es más bien vértigo. Vértigo porque has decidido cambiar tu vida, en vez de quitártela. Vértigo e incertidumbre por lo desconocido, por lo que dirán de ti todos aquellos que ahora forman parte de tu vida. Una vida que hasta ahora ha sido fabricada, y casi vivida por otros, en vez de por ti.


Me fui a Argentina, y me puse a estudiar antropología mientras trabajaba en un restaurante de comida rápida para saciar mis gastos.

Hoy tengo 42 años. Soy muy feliz.

lunes, 19 de julio de 2010

Independentismo catalán y la Roja

Siento que esto tocará sensibilidades. Lo siento, la mía también está tocada.

Por una vez, sólo por una vez, en las calles de Lleida se pueden colgar banderas españolas. Sólo por una vez, las Ramblas de Barcelona se llenan de personas que celebran el triunfo del Mundial. Sólo por esta vez, en Cataluña, puedes gritar de alegría porque la selección de futbol de tu país es la mejor del mundo. Ví familias que salían sin miedo a las calles a sentir la celebración, vi personas que lloraban emocionadas porque era la primera vez en su vida, que dentro de Cataluña, podían salir de sus casas, y proclamar a los cuatro vientos que estaban orgullosos de su selección, sin correr el riesgo de que unos radicales les llamaran fascistas y les pegaran. Por una vez en Cataluña, no había miedo por sentirse español.

¿Por qué? Que alguien me diga por qué. ¿Por qué todavía hoy se tienen que callar las ideas, y las opiniones en Cataluña?. ¿Porqué si digo que me alegro por esta selección y por este momento, me tienen que insultar llamándome fascista? ¿Porqué con ese dogma independentista nos tachan de non gratos, de no personas, a quienes no compartimos la idea de nación catalana, la retórica de la famosa "Terra Lliure" y la adoración de la Estelada?

¿Por qué si es una tierra libre, no me siento libre en Cataluña?

lunes, 12 de julio de 2010

Conversaciones desde Roma

" Nunca te he visto mas guapa, ni mas sabia ni mejor, te han sentado bien los años y me alegra oir tu voz...

Y en el fondo de tus ojos donde guardas tus caminos, lo que llena y lo que duele, lo que nadie mas ha visto...

Es alli donde me quedo y en tu nueva paz respiro...

Y me crece verte fuerte porque todos somos niños
".

Nebric

viernes, 2 de julio de 2010

Mensaje en una botella

-Tranquilo chico, no tengas miedo.
-No tengo miedo, he visto borrachos muchas veces.
-¿Qué pinta tienen?
-No hay mucho que ver, bueno, no tanto como ellos parecen creer. ¿Cuánto es lo bastante borracho?
-Buena pregunta. Ven aquí y siéntate. Te diré cuánto es lo bastante borracho. Bien, lo que aquí se ha planteado es cuánto es lo bastante borracho. Y la respuesta es que depende de las células del cerebro.
-¿Del cerebro?
-Así es Harry. Con cada vaso de licor que tomas acabas con cientos de esas células. Pero eso no importa mucho porque tenemos millones. Primero mueren las de la tristeza, así que estás sonriente. Luego mueren las del silencio y todo lo dices en voz alta, aunque no haya ninguna razón, pero eso no importa... no importa, porque después mueren las de la estupidez y hablas con inteligencia. Y por último, las células de los recuerdos... esas son difíciles de matar...


Si queréis escucharlo en audio, (cosa que recomiendo, porque la voz del niño es mucho más reveladora...) es el diálogo de la intro de esta canción de FLowklóricos, llamada Mensaje en una botella:

http://www.youtube.com/watch?v=xakn1GtMc5c

Hoy volvio a mi este diálogo, y aquí lo expreso, como un mensaje en una botella.