No se qué me pasa. Bueno… mejor dicho se perfectamente qué me pasa. Lo que ocurre es que escuece darse cuenta. Y la explosión emocional que le sigue a ese darse cuenta es demasiado abrumadora, cuesta mucho alegrarse por tenerla y por vivirla.
Estoy haciendo algo distinto a lo que he hecho siempre. Y es lo más complicado que he hecho en mi vida, en los 24 años que tengo. Aunque como dicen los verdaderos maestros: si algo te resulta fácil, es que ya lo sabes hacer.
Louise siempre dice: no te niegues a mirar el fruto de las semillas que has plantado. Lo que hace unos meses llamaría casualidad, esa “casualidad” hizo que conociera todo esto. Supongo que todo antes en mi vida había estado caminando hacia aquí pero era imposible que me diese cuenta. Se trata de un espacio donde nada se deja al azar, y mucho menos las cosas que de verdad nos importan, como por ejemplo las enfermedades que aparecen en nuestra vida, las personas que mueren sin que podamos despedirnos de ellas, o las relaciones y los vínculos que tenemos con las personas que nos rodean, estén cerca o lejos de nosotros.
No desisto en esta ascensión, que es la más dura de mi vida. Aunque como diría Vasudeva, quizá no exista ninguna cima, sino un río que hay que saber escuchar para poder dejarte llevar por su corriente sin ningún miedo.
Y es precisamente hoy después de la noche festiva de ayer, después de que mucha gente haya partido a un lugar que me resulta especialmente entrañable, que mis neuronas salen de paseo, que te recuerdo, o que más bien… tú has venido sin pedirme permiso, a mi mente. Todo esto también va por ti, si no lo sabes ahora, lo sabrás en algún otro momento de tu vida, estoy segura.
Que no te asusten tus emociones… llorar, gritar… es el mejor regalo que puedes hacerte. Lo que no dejamos salir al exterior se queda en nuestro cuerpo y nos hace verdadero daño. Te lo dice una que sabe de lo que habla.
“ De silencio está hecho el disfraz que nos impide superar el miedo ”. Supongo que te suena esta letra.
Yo ya me he quitado el disfraz y estoy rompiendo el silencio.
Y ahora me voy al Turó de la Seu Vella… que tengo ganas de pasear al espíritu revoltoso que tengo hoy.