martes, 20 de agosto de 2013
El paso silencioso de la acción bordada
El paso silencioso de la acción bordada. El paso silencioso de la acción bordada. El paso silencioso de la acción bordada. A estas alturas de mi vida se me ocurren bobadas así, frases ocurrentes, descriptivas, que siempre tienen que ver conmigo. Y las repito una y otra vez, me resultan sonoras. Así creo que ha sido la existencia de las mujeres a lo largo de los tiempos, como el paso silencioso de la acción bordada. A mis 84 años, después de todo, puedo todavía relatarle a mi nieta los trozos rotos de mi existencia.
Qué rabia haber nacido niña. Siempre me pregunté porqué. No grites, no discutas, sonríe siempre, es lo que debemos hacer las mujeres. Decía mi madre. La odiaba tanto cuando decía eso que yo necesitaba salir a la calle, coger una pala de la huerta y ponerme a cavar como una desquiciada, hasta que estaba muerta de cansancio y chorreando de sudor. Creo que fue a los ocho o nueve años cuando mi padre torció el gesto por primera vez para mirarme a los ojos. Estoy convencida que hasta entonces no supo que yo existía. Ahora se muchas cosas. Mi nieta me ayuda a comprender y a perdonar. Sobre todo a perdonar.
Cuando un corazón alberga demasiados secretos, enferma. Yo no quiero morir enferma, bastante enferma he estado ya. Quiero morir en paz, por eso hoy confío todo esto a mi nieta, ella me escucha paciente, a veces sin poder contener el llanto, noto como las bocanadas de dolor que salen por mi boca la conmueven. Entonces paro, la miro con la poca dulzura que aún me queda dentro, le acaricio ese pelo castaño con reflejos pelirrojos tan propio de nuestra familia. Fue ella quien me instó a hablar, a contar, a sacar. A ventilar el olor a podrido que tanto daño nos ha hecho. Yo accedí y me dispuse a contarlo todo, hasta la más absoluta de las miserables vivencias que puedo recordar. Sin censura, fue la única condición que me puso. Hoy la veo teclear en ese ordenador a mi lado, todo cuanto digo. Es un pequeño cachorro que no sé muy bien por qué, necesita saber sobre aquello que yo viví. Nunca quise contar nada de esto a nadie, pero a ella sí. Ansía liberar información, que no entiendo cómo pero siento que nos redimirá a todos.
Tal vez hoy, a punto de morir, estoy más viva que nunca.
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