jueves, 26 de noviembre de 2009

Karina

Karina tiene miedo. Tras la puerta tiembla como una hoja. Tiene 12 años, pero ella querría haberse quedado en los 4, o quizás en tan sólo meses, o días de edad. Tiene miedo porque Ada, la novia de su padre, acaba de llegar a casa, ha oído el ruido de las llaves al caer sobre el mueble, después de entrar. La mamá de Karina murió cuando ella nació. Y a partir de entonces el mundo se deshizo en niebla. No es fácil vivir, le cuesta demasiado. Tiene muchas cosas, ropa, zapatos, juegos… Vive en una casa lujosa en el Pirineo catalán. Su papá es director de una gran empresa, el dinero sobra. Pero el afecto falta. Recuerda a su padre, desde siempre, desde muy niña, distante, vacío, en su mirada vidriosa; y con la mirada le culpa, sin querer, “mamá murió porque Karina nació”, parece decirle. Cuando Karina tenía 4 años, su papá conoció a Ada, se hicieron novios. Él, por su trabajo, pasa semanas e incluso meses fuera, viajando. Y quedan en casa Ada, Karina, y su hermano, dos años mayor que ella, Raul. Y aquello es el infierno. Karina, recuerda noches de enero, en las que Ada les sacaba al patio, a Raul y a ella, les daba sacos y la tienda de campaña, para que durmieran en ella. “Los perros fuera”, decía. Y en el Pirineo, en enero, por la noche, hace demasiado frío. Tanto, que congela el alma. También recuerda tantas semanas, que les ha hecho ayunar, ni comer ni cenar. También pegaba, pero lo hacía en momentos perfectos, para que a la vuelta de papá, ya no se notara nada. Y claro, papá nunca se enteró de nada. Raul, empezó a escaparse de casa, semanas enteras cuando cumplió los 13. Karina hizo muchas cosas, no sé si alguna sirvió. Cuando la conocí tenía 12 años. Me pareció ver un pequeño ángel.

Llevaba siempre muchísimas pulseras en las muñecas. Un día, sin pensar, le pregunté porqué llevaba tantas. Sin decirme nada, se apartó las pulseras. Tenía en cada muñeca una cicatriz enorme. No supe qué decir, me paralicé. “Me intenté suicidar hace tres años, no lo conseguí”. Me dijo, tranquila. A partir de entonces, supe que Karina era un ángel, un ángel con las alas rotas.

Pasé dos años con ella, a su lado. Por circunstancias de la vida, nos tuvimos que separar. Al año siguiente, pregunté por ella. La habían sacado del colegio en el que estaba, se encontraba en un centro rehabilitándose. Sabía que Karina, aun con lo joven que era, echaba mano de las drogas para evadirse de su realidad. Pero nunca pensé que llegaría al punto de acabar en un centro, con 13 años, por politoxicomania. Sé que quiero saber de ella, pero siento miedo, siento pavor, porque, aunque aun no se si sigue viva, porque la siento demasiado ausente.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Querido sistema

Ahora que, muy a pesar mio, tengo bastante tiempo libre y muerto, la visión de la caja boba es una cosa que hago a menudo, aunque espero que por poco tiempo.

Pues en esas estaba yo.. viendo un programa de Tve por la tarde.. Y.. señoras, señores, la gran noticia: "Quejas e indignación de los vecinos del Raval de Barcelona por los drogadictos que duermen en sus calles". Imagenes de chicos y chicas, muertos de frío, de hambre, retorcidos entre cartones, sobre el suelo de cemento de algunas aceras. Y salía el reportero, con su bufanda cruzada de Burberry, preguntándoles lo siguiente: "¿Tu también eres drogadicto entonces?".

No sabía, de verdad que no lo sabía, que existiera este amarillismo, esta vergüenza, en la televisión. Tal vez no lo sabía porque no la veía.

¿Qué nos está pasando? Cuando en la televisión "pública", en los mass media, se da una imagen de "limpiemos de escoria nuestras calles, y seamos felices ciudadanos. Escoria, drogadictos, esos que no llegan a personas". Demonios, si hemos sido nosotros quienes los hicimos drogadictos, si fue el sistema quien los hizo drogadictos con su boom económico de los años 60-70. Cómo van a funcionar bien los actuales Servicios Sociales, si a la sociedad le decimos que tiene que deshacerse de ellos, porque, simplemente, molestan en una acera, cuando no tienen donde narices dormir, ni qué comer. ¿Cómo va a querer ayudar la gente al prójimo si en los medios arengan a la sociedad a quitarlos del mapa, en su afán de construir un mundo individualista-consumista-eugenésico?
No puedo comprenderlo.

Y es que hay tantas cosas que me dejan perpleja, cosnternada.. Como la gran Casa Real, que para "arrimar el hombro" con la crisis, ha dicho públicamente que a sus perros les van a empezar a comprar pienso de marcas blancas, para ahorrar. Increible, pero cierto. Parece como si estuvieramos en el siglo XVII, con toda la plebe muerta de hambre en las puertas del palacio protestando, y los señores de sangre azul, dentro, calentitos, con sus lujos y sus gilipolleces varias.

Me acuerdo mucho de Mijail Bakunin, mucho. ¿Cómo quieren que no nos radicalicemos, cuando el sistema, el estado, los medios, nos estan robando de nuevo, nuestro dinero, nuestra opinión, nuestra libertad, y sobre todo nuestra dignidad?