Nada es casual.
De pronto me encuentro de bruces con una antigua historia, que se remonta al año 1274.
Trataré de resumirla aquí: algunos de los discípulos de San Francisco de Asís, comenzaron a desmarcarse de la Iglesia y de la obediencia papal, entendiendo que el sentido de la vida religiosa era el ser y no el tener. Es decir, esta rama de discípulos comenzaron a despojarse de todo lo que poseían excepto sus ropas, vivían de manera mendicante, ayudaban al prójimo prestando servicio a enfermos de lepra y otras afecciones, y trabajando por el bienestar de las personas que acudían a ellos o que iban encontrándose a lo largo de su vida. Los componentes de esta rama de la orden franciscana, pasaron a llamarse los espirituales, haciendo honor a su fe en el espíritu y el corazón de las personas, más que en su posición social.
Muy pronto la noticia corrió como la pólvora, la jerarquía eclesiástica de la época rápidamente se opuso a ellos, llegando a la cúpula del papa Juan XXII, quien prohibió el movimiento, dando lugar así a algunas alternativas:
- Convertirse y someterse a la obediencia y mandato de la Iglesia de aquel entonces, (que por supuesto de pobreza y mendicidad no tenía lo más mínimo).
- Formar comunidades nuevas y reformadas (esto es, depuradas y reprimidas con la Inquisición en los talones).
- Continuar defendiendo sus ideas radicalizándose, llevándolas al extremo: organizándose a modo de resistencia, actuando en grupo para robar iglesias, hogares de nobles, y abadías, y asesinando a quienes encontraban dentro. Quienes eligieron esta opción pasaron a llamarse los rebeldes fraticelli, quienes estaban perseguidos por la Inquisición. Ésta asesinó quemando vivos a todos aquellos fraticelli que encontraba –o que se inventaba-, habiéndolos torturado de muy diferentes formas.
Después de todo esto, y volviendo al siglo XXI.. ¿no nos suena esta historia? Es realmente antigua, ¿pero no da la impresión de que es en cierto modo, desgraciadamente actual?
** A modo de consejo: tratad de despojaros de vuestros prejuicios –y juicios, y con razón- sobre la Iglesia actual, no estamos hablando de eso, sino de unos hechos que ocurrieron a partir del año 1274.
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