Hoy hace un año, exactamente un año, desde el 4 de febrero de 2012. No puedo ni quiero relatar todo lo que ha ocurrido este año, ni porqué celebro esta fecha, el 4 de febrero. Recuerdo con nitidez absoluta dónde estaba hace un año: en una casita perdida del Prepirineo aragonés, con el hogaril lleno. Aquella noche llegamos a los 10 bajo cero.
Hablando de cosas que no sabía la repercusión que tendrían, experimentando algo que más tarde me daría cuenta de lo que llegaría a cambiar mi vida. Al principio sentí miedo porque aquello se me fue completamente de las manos. Hoy estoy orgullosa por haber tenido el valor de perder el control.
Celebro haber sabido perder el control a tiempo.
Por muchos años
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