domingo, 7 de marzo de 2010

Revelación

Ahora que estoy aquí, lo veo todo más claro, desde fuera. No voy a decir que lo veo objetivamente porque eso sería mentir, ya que nada es objetivo. Todo y todos somos objetos mirados subjetivamente por personas. Mas bien diré que ya estoy adquiriendo esa “actitud epistemológica” que necesitaba. Esa capacidad de echarse un paso atrás, de mirar con curiosidad en vez de con acritud, de quitarse el corsé de los prejuicios, de vaciarse de rancias creencias, de perder el miedo. Esa enfermedad que es el miedo, que entumece nuestra capacidad para pensar, y para sentir.

Ahora me río del destino. Ni siquiera debiera pronunciar esa palabra porque ahora sé que no existe. Antes de que ocurriera todo esto, hace mucho mucho tiempo, leí en algún lugar:” El Destino solo nos sitúa ante desafíos de una magnitud en proporción a nuestro tamaño espiritual ”. La frase en sí me hizo reflexionar. Pero entonces no logré descubrir que esa frase tan sólo amparaba las garras de un dogma. Solo ahora se que el destino fue un invento.

Desde el principio de los tiempos, hubo personas que creyeron necesarias las jerarquías familiares y sociales, que necesitaron tener poder y necesitaron ejercerlo sobre otras personas, que los llamaron esclavos, que les hicieron creer que podían disponer de su vida y de su dignidad como y cuando quisieran. Todos aquellos, que bajo el yugo de la amenaza “nacieron” esclavos y esclavas, necesitaron pensar que aquel horror era por algo, como un fin último y divino, y que nada podía hacerse por evitarlo. Así se inventó el destino.

Y ahora me parece una broma, una broma macabra que se ha reído de todos nosotros, el destino. Y ahora toca reírse de él. “El cambio está en tus manos, desmontar el sistema del miedo también”, me dijo Carel, hace unas semanas. Hoy, aquí, en esta isla, lo creo firmemente.

2 comentarios:

Ruben dijo...

Hola Tess!!

Primero de todo, aunque ya te lo he dicho, quiero repetirte que me ha encantado el post, y que da gusto leerte.

Todos tenemos nuestra propia isla (guiño guiño) en la que podemos verlo todo con otra perspectiva. Va de puta madre ir de vez en cuando a ella para analizar la ruta a coger y elegir sin miedo el camino a tomar, porque no, el destino no decide una mierda.

Me encanta tu definición de cómo se invento el destino, básicamente el destino es una anestesia para los que sufren.

Para acabar, voy a contar una historieta ilustrativa sobre lo de ver las cosas desde tu propia isla:
En un tiempo y un lugar, había una comunidad de aldeas que vivían felizmente y en paz. Una vez al año se juntaban los sabios de cada aldea para hacer una reunión y decidir qué camino seguir, como solucionar sus problemas y como podían ayudarse mutuamente. Esta reunión se realizaba siempre en lo alto de una montaña a la que todos los sabios iban por separado caminando durante varios días. Una vez alguien les pregunto que porque lo hacían así, porque se tenían que pegar esas caminatas cada vez que había reunión y uno de ellos le respondió, que lo hacían así porque después de andar unos días por la montaña, eres mucho más sabio.

Bless!!

Tessa dijo...

:) :) :) No sé, supongo que dentro de lo que somos y donde estamos, todos tenemos la oportunidad de cambiar las cosas, de elegir un camino propio, no lo que los demás quieren de ti, sino lo que tu quieres de ti mismo, que es muy diferente. Muchas veces es complicado y la gente al principio no lo comprende muy bien -por cierto, ya sabes que yo te comprendo perfectamente y te apoyo en tu cambio de rumbo :) -, pero al fin y al cabo, lo que nosotros elegimos es la manera en que vamos a vivir. Cada cual puede elegir la cuchara con la que tomar su sopa, al fin y al cabo, solo él va a usarla a partir de ese momento, no?