lunes, 16 de julio de 2012

Luz

Ésta última semana ha sido una locura, una revelación, y una llave maestra para muchas cerraduras viejas y oxidadas. Se han juntado una cantidad de emociones que probablemente nunca se habían expresado todas juntas.
Por una parte está el enfado, por una carrera que me ha dado bien poco, de la cual he tenido que exprimir con más fuerza de la que yo tenia un jugo siempre escaso. ¿Cómo es posible que haya aprendido más en cinco días que en cinco años? No se si algún día podré comprenderlo.
Por otra parte está el asombro, porque por fin encuentro la luz después de tantísima oscuridad, y tanto camino pedregoso. Es un asombro casi como de quedarme maravillada por todo lo que he visto, todo lo que he aprendido y todo lo que he descubierto. Y alegría… la alegría del fluir, tantísimo tiempo intentando comprender a nivel filosófico el fluir, y de repente, lo comprendo, lo vivo y lo siento. Me queda mucho por andar, pero se que estoy en la senda, o al menos si he de elegir alguna en esta dirección, se que ésta es la mía.
Me he acordado de muchísimas personas que ya no están en mi vida, puesto que ha sido un viaje al pasado, un duro viaje que me ha servido para reestructurarlo y desencriptarlo. Ahora empieza el trabajo individual, no menos duro. Me siento profundamente agradecida por todo lo que me mostraron aquellas personas que ya no están, y también cómo no, por lo que me han iluminado las personas que sí están. Desde el corazón os doy las gracias.
Solo ahora comprendo que nada ha sido casual, sino más bien causal… Que mi correo electrónico dejara de funcionar a finales de enero, que este blog deje de llamarse La Causa de Tessa, que la noche que en el Ragna me di cuenta de que Madrid no era mi sitio, que tenía que volver al origen…  Sin saberlo empezó una nueva etapa que brilla con luz propia.

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