Ya se cual es la clave en toda esta historia. Aceptarlo. Al principio es duro, tan duro que te quema la piel, te ciega el dolor, el olvido y una rabia ciega te recorre el cuerpo como si fuera a prender en ese mismo momento. Parece que todo cambió, que nada es como antes fuera, que el tiempo se llevó tantas cosas, que nos robó tantas cosas, que cuesta respirar cuando las recuerdas. Es complicado asumir que tú has cambiado, y todavía más complicado entender que el resto de personas también han cambiado.
Pero al final, cuando has aceptado lo ocurrido, mirando alrededor, encuentras una calma serena, una fortaleza que nadie te dijo que tenias, un sendero que jamás pensaste que recorrerías, una vida que al fin y al cabo, acabas de encontrar. Y es que… No todo está perdido.
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