domingo, 28 de abril de 2013

Budapest - Berlín 1943 - 2009

Me pregunto cuál será la próxima ciudad en la que nos veamos, bajo qué apariencia, en qué vida. Has sido lo único que me han prohibido en ésta. Todo bien, todo en calma, todo perfecto. Todo estaba donde tenía que estar, excepto tú. Como una flor que no se la riega ya, pensando que está muerta. Pero no lo está, y aparece el brote. Para consternación de los que la creían muerta.
Bajo el mundo de los secretos, y de las cartas furtivas, todo nace y todo muere en la penumbra, en la eterna noche que la luna alumbra sonriendo callada y cómplice.
Budapest- Berlín
1943-2009

jueves, 25 de abril de 2013

Game over

Lo sabía. Sabía que era una trenza. Y que la estaba haciendo inconscientemente. Cuando en febrero escribí la entrada " Trenzas" sabía todo esto. Bueno, realmente no lo sabía yo, mi doble ondulatoria y multipotencial lo sabía (guiño cuántico a Enric). Pero ingenua de mí, a pesar de que el corazón me avisaba cada noche y cada día, no podía evitar darle el mando a la tonta de arriba, la mente, vamos. Y la carnicería mental en estos dos meses ha sido... de campeonato. Tener a tus neuronas en asamblea sindical tanto tiempo causa estragos. Pero gracias, siempre gracias a ese cosmos estupendo y genial que siempre hace lo que le da la gana, (y por favor que siga haciéndose siempre su voluntad y no la mía), desperté.


Y lo que vi me devolvió a la realidad, a la realidad verdadera. Vi la pedazo de trenza de raíz cruzada en la que me había metido, y que había estado haciendo a dos manos. Y vi el fondo de todo esto. Y como diría Suzanne si estuviera aquí: esto es un karma del copón. Que si lo es… Lo mejor de todo es que me di cuenta de que lo era en el primer instante. Pero no hice nada por evitarlo. Tenía que experimentarlo por mi misma, y así ha sido.

Y así termina.
Game over.

domingo, 21 de abril de 2013

Si lo deseas

El tráfico suena abajo como cada día, sordo y mudo. Sin más que esperar, sin una voz que te haga despertar y salir a gritarle al mundo que aún queda algo de vida en tu interior. Que aún puedes dar todo el amor que jamás a ti te dieron. Que aún puedes sonreír de verdad, estando seguro de que no aparecerá una mueca distorsionada en tu cara, como un mal esbozo de lo que un día fue tu felicidad.
Todavía puede ocurrir, si lo deseas.
Solo si lo deseas.

lunes, 15 de abril de 2013

Ocre

A la mierda. Necesito hundirme de nuevo. Como siempre, es necesario hundirse bien hondo para salir después bien arriba. No se puede luchar contra la dualidad. En este mundo todo tiene dos versiones, dos partes indivisibles. Y la una no puede existir sin la otra. Ahora toca un poco de sombra.
Como cuando bajas una escalera con algunos peldaños rotos, y sabes perfectamente que algunos están rotos, pero sigues bajando. Tarde o temprano tropezarás, y te harás un rasguño. Pero si no tienes tanta suerte tal vez acabes rodando hasta el próximo descansillo. Esto va por todos esos valientes a los que no les importa acabar rodando hasta el descansillo.
Supongo que ahora entiendo un poco más ese gusto por la decadencia, esa tendencia que condiciona ciertas vidas, y las hace endiabladamente bellas, torturadas y tortuosas. Pintadas de un tono ocre, con demasiadas pinceladas densas, mal dadas, con demasiada emoción depositada en el pincel. Con demasiada rabia como para poderla plasmar en un trazo. A veces con demasiado de todo, y otras con demasiado de nada.