jueves, 25 de abril de 2013

Game over

Lo sabía. Sabía que era una trenza. Y que la estaba haciendo inconscientemente. Cuando en febrero escribí la entrada " Trenzas" sabía todo esto. Bueno, realmente no lo sabía yo, mi doble ondulatoria y multipotencial lo sabía (guiño cuántico a Enric). Pero ingenua de mí, a pesar de que el corazón me avisaba cada noche y cada día, no podía evitar darle el mando a la tonta de arriba, la mente, vamos. Y la carnicería mental en estos dos meses ha sido... de campeonato. Tener a tus neuronas en asamblea sindical tanto tiempo causa estragos. Pero gracias, siempre gracias a ese cosmos estupendo y genial que siempre hace lo que le da la gana, (y por favor que siga haciéndose siempre su voluntad y no la mía), desperté.


Y lo que vi me devolvió a la realidad, a la realidad verdadera. Vi la pedazo de trenza de raíz cruzada en la que me había metido, y que había estado haciendo a dos manos. Y vi el fondo de todo esto. Y como diría Suzanne si estuviera aquí: esto es un karma del copón. Que si lo es… Lo mejor de todo es que me di cuenta de que lo era en el primer instante. Pero no hice nada por evitarlo. Tenía que experimentarlo por mi misma, y así ha sido.

Y así termina.
Game over.

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