El día diez de octubre comenzó una gran protesta pacífica, en la que más de 20.000 saharauis reivindicaban su derecho al trabajo, a la no discriminación y al usufructo de sus recursos naturales, estableciendo un campamento de 7000 haimas a 15 kilómetros de la ciudad de El Aaiún. 30 días después el gobierno de Marruecos ordenó a su ejército el asalto y la destrucción del campamento saharaui de Agdaym Iziken. Ha habido 28 personas muertas, 723 heridas y 159 desaparecidas, sin contar a quienes se encuentran en los cuarteles militares o la cárcel, ni en los hospitales.
Al mismo tiempo, las fuerzas de ocupación han instigado y armado a colonos de la ciudad de El Aaiún que, junto a policías de paisano, asaltan domicilios, negocios y queman vehículos de propiedad saharaui. El ejército marroquí ha declarado el Estado de sitio en los Territorios Ocupados del Sáhara Occidental.
Amal es una niña saharaui de 8 años, vive con su familia en El Aaiún. Aunque muchas veces en la escuela, ha tenido que oír insultos apelando a sus orígenes, "tu te callas basura saharaui", o a su familia "vuelve con las ratas de tu familia", la convivencia era tensa, pero plausible. Ahora no. La policía marroquí entró hace 10 días una noche en su casa. Se llevó a sus padres. Están solas. Su hermana Maiouba de 16 años trata de cuidarla como puede. Pero hace 10 días el terror se ha quedado en ellas. Por las noches, agazapadas sobre un falso techo, tratan de dormir. Pero es imposible, el miedo a que la policía vuelva de noche, para llevárselas a ellas, es demasiado grande. Mientras Amal tiembla aferrada a un oso de tela, Maiouba se pregunta dónde están sus padres, si volverán, se pregunta cuándo podrán salir a la calle sin miedo, y le reza a Alá para que acabe este infierno.
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