Un jueves cualquiera de primavera, en Madrid, estación de Atocha.. Al entrar suena una musica lenta, un chill-out de lo más chic. Me coloco en mi sitio. Quedan 20 minutos para que salga el tren. Poco a poco el vagón comienza a llenarse de personas. La mayoría son hombres, hombres respetables, todos con traje oscuro, algunos con las mangas dela camisa levantadas, todos deben tener entre 30 y 50 años, mas o menos, y todos con maletines de última generación, antideslizantes, con cerradura digital, y ..antibacterianos. O al menos eso pienso yo, intentando consolarme con un poco de malicia por mi parte. Concretamente el que está a mi lado, lleva bajo en brazo un ABC y un manual de grandes dimensiones que se lee: " Náutica en Empresas". Pero él es solo uno de la gran mayoría de "los hombres maletín". Me siento un bicho raro. Me pregunto si esa forma de vida es la cumbre de las aspiraciones occidentales. Me turba la idea de un mundo enque lo real discurre por caminos invisibles, mientras que lo que vemos y tocamos parecen fantasías tejidas en el aire, como si viviésemos al borde de los sueños. Si pienso en mis ideales, tengo la sensación de que una gran carcajada se levanta desde las honduras del suelo y una voz en el oído me susurra que soy idiota.
Le llaman el Estado del Bienestar, bien, pues yo le llamo el Estado del malestar, el Estado de la vergüenza, y el Estado de la Mierda continúa, y contínua.
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1 comentario:
Y lo es.
Muchos cambiarían sus trajes y otros estarán a gusto con ellos.
De ahí la importancia de trabajar (ya que hay que hacerlo para vivir) en algo que te guste para que este Estado del Malestar se te haga almenos para ti más agradbale.
La sociedad cada vez está más mecanizada, más fría, más clon de las películas futuristas que salieron hace años... Esto, en relación a la entrada de los Heavys de Gran vía, podría decirse, a mi juicio, que es un avance del mundo pero a la vez retroceso.
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