lunes, 17 de marzo de 2008

Y callada, grito Libertad

Y nosotros volvemos aquí, a nuestro hogares, con nuestra agua corriente, nuestras duchas, nuestras camas y nuestros ordenadores. Ellos se quedan en los suyos, donde han nacido y de donde un un día esperan salir, esperan esperándolo todo, esperando una libertad arrebatada, esperando una palabra libre, y una tierra libre. Y se lee su esperanza, su esperanza en sus rostros, en sus sonrisas, siempre dispuestas. Y te abrazan, sin tener nada, y con ese abrazo tu lo tienes todo, un todo inexplicable, del cual no esperas nada más, porque nada más hace falta.

Cuando te vi llorar, pequeña, al irme, sentí que todo lo entendía, sentí que para ti yo fui alguien, alguien que te dio la mano cuando caminabas por la arena, cuando las dos caminábamos, sonriendo, mientras el sol se ponía, lento y fuerte.

Sahara, libertad

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